Hay tantos tigres que se los llevan....
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¿Tan sólo un nuevo partido político que no es tan nuevo?
Javier Herrera Borunda - Papel Social
2020/09/10 - 09:28
Como una evolución positiva de las facciones políticas que se presentaban en las naciones durante el siglo XIX, surgieron a principios del XX los partidos políticos a manera de una expresión necesaria para representar los intereses de una parte de la sociedad que coincidía con sus creencias o ideologías. Esta forma de organización política, principalmente en las sociedades occidentales, se desarrolló con gran fuerza a mediados del siglo anterior para alcanzar un mayor juego democrático, lo que se ve reflejado en el sistema político de partidos que hoy vivimos.
En teoría, la suma de los proyectos elaborados por cada uno de los partidos políticos que tienen reconocimiento legal en un país, define el proyecto de nación al que aspira una sociedad democrática en la que todos ellos están obligados a reconocer la existencia de los otros, incluso la de aquellos cuyos principios ideológicos sean radicalmente distintos a los propios. Esta sería la forma ideal en la que los representantes de los diversos partidos políticos deberían obtener el triunfo en las elecciones populares.
La expansión mundial de los valores propios del concepto democracia, así como el creciente reconocimiento de los derechos y libertades políticas y civiles en todo el mundo, han dado origen al cuestionamiento del papel que desempeñan actualmente, o se espera que desempeñen, los partidos políticos como mediadores de consensos entre el Estado y la sociedad. Los estudiosos de la ciencia política consideran necesario que los partidos exijan a su militancia y representantes populares mayor compromiso con los principios ideológicos, estatutos y documentos básicos de sus institutos políticos, con objeto de recobrar en conjunto la confianza y legitimidad de la ciudadanía.
Lo que se conoce como transición a la democracia en México, que se llevó a cabo en el año 2000, se centró en lograr el paso de un sistema de partido hegemónico hacia el pluralismo de opciones partidistas en el gobierno de la nación. Diez años antes, en 1990 como resultado de las reformas en materia electoral, se expidió el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales y se creó el Instituto Federal Electoral (IFE), a fin de contar con una institución imparcial que diera certeza, transparencia y legalidad a las elecciones federales; institución que modificó su nombre a Instituto Nacional Electoral (INE) en 2014.
A tres décadas de aquellos cambios, el espectro partidista en nuestro país se amplió en las últimas elecciones federales de 2018 a ocho partidos políticos: Partido Acción Nacional; Partido Revolucionario Institucional; Partido de la Revolución Democrática; Partido del Trabajo; Partido Verde Ecologista de México; Movimiento Ciudadano, Movimiento Regeneración Nacional; Partido Nueva Alianza; y Partido Encuentro Social. Como resultado de esta elección, los últimos dos partidos políticos perdieron su registro por no alcanzar la votación requerida para su permanencia como lo ordena la Ley Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales, misma que también establece los requerimientos para el registro de nuevos partidos políticos.
Así, el 7 de enero de 2019 el INE dio inicio a la solicitud de nuevos registros y se establecieron 40 días hábiles para revisar los documentos de asambleas y militantes. De este modo, el 25 de marzo se daría el informe sobre las solicitudes de registro aceptadas. Todas las fechas que seguirían a este proceso se tuvieron que cancelar como consecuencia de la pandemia de Covid-19.
En un inicio 106 organizaciones políticas se interesaron en participar, de ellas sólo 89 presentaron todos los requerimientos de ley para iniciar el proceso, y al final sólo siete cumplieron con ellos, como son: celebrar asambleas en por lo menos veinte entidades federativas con al menos 3 mil asistentes cada una o en 200 distritos electorales con un mínimo de 300 participantes certificados. Asimismo, contar con un tope inferior de 233,945 ciudadanos afiliados en todo el país.
Las siete organizaciones políticas mencionadas son: Encuentro Solidario-Partido Encuentro Social; Grupo Social Promotor de México-México, Partido Político Nacional; Redes Sociales Progresistas, A. C.-Redes Sociales Progresistas; Libertad y Responsabilidad Democrática, A. C.-México Libre;
Fuerza Social por México-Fuerza Social por México; Fundación Alternativa, A. C.-Alternativa PPN; y Súmate a Nosotros-Súmate.
La principal dificultad que enfrentaron estas organizaciones fue, sin duda, la transparencia en su financiamiento. El análisis de los documentos en el INE señaló irregularidades en aportaciones de personas no identificadas o prohibidas, egresos no reportados, egresos e ingresos no comprobados, y aportaciones en efectivo superiores a la cantidad permitida que eran 90 UMA’s.
El pasado jueves, 3 de septiembre, los consejeros determinaron que tan sólo dos solicitudes habían alcanzado el estatus de nuevos partidos, sin embargo, un día después el Consejo General aprobó exclusivamente la creación de uno solo: el Partido Encuentro Solidario que se trata de una nueva versión del Partido Encuentro Social. En el otro caso, el partido ligado al expresidente Felipe Calderón: México Libre, no recibió la votación necesaria debido a que no está identificada la procedencia de 1.2 millones de pesos, a que se detectó un número inusual de afiliaciones el mismo día en un mismo lugar: una iglesia, y a que muchas de las aportaciones se asumieron como desconocidas por haber sido realizadas mediante la plataforma Clip, la que por seguridad sólo menciona los últimos cuatro dígitos de una tarjeta de crédito y no el nombre del tarjetahabiente.
¿Qué sigue? Es muy probable que los partidos a los que se les negó el registro acudan ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación para impugnar la decisión. En el caso de México Libre se presentan dos escenarios posibles: el primero, que efectivamente sus directivos acudan al Tribunal ya que los criterios utilizados por el INE para negarle el registro son endebles, pues no prueban que sus aportaciones sean de origen ilícito, simplemente se argumenta que no se pueden identificar del todo; y el segundo que escuchen al presidente del PAN, Marko Cortés, y a su amigo Gustavo Madero, y decidan regresar al partido donde se formaron y militaron por muchos años, con objeto de ayudarlo a enfrentar a Morena en las elecciones de 2021 y a consolidarse como la principal fuerza política de oposición.
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