2021/10/06 - 09:30

Internet ha revolucionado muchos ámbitos y especialmente el de las comunicaciones de una manera radical hasta el punto de llegar a convertirse en un medio global de comunicación cotidiano en nuestras vidas.

Lo utilizamos para casi todo, desde compartir un momento con un amigo enviando una foto a través de Whatsapp, para pedir comida o hasta para comprar un carro.

Antes, si queríamos leer un periódico debíamos comprar una edición local en papel en los famosos portales o pasaban voceando por las calles el periódico, claro, con las noticias del día anterior. Hoy con un clic no solo podemos leer nuestro periódico local, sino también el periódico de cualquier parte del mundo y estar enterados de todo lo que sucede minuto a minuto.

Actualmente vivimos en una sociedad en la que las redes de información global resultan infraestructuras esenciales, ya que el Internet ha cambiado el comercio, la educación, el gobierno, la salud e incluso la forma de relacionarnos afectivamente; podría decirse que está siendo uno de los instrumentos principales de cambio social.

Formar parte de una Red Social se ha convertido en una necesidad, y para otros en una obsesión, ya que muchas personas necesitan estar actualizadas y presentes socialmente. Es muy fácil integrarse a una red, únicamente hay que dar de alta nuestro perfil y comenzar a utilizarla.

Cuando hablamos de red social, lo que viene a la mente en primer lugar son sitios como Facebook, Twitter y LinkedIn o aplicaciones como Snapchat e Instagram, típicos de la actualidad.

La aparición de las redes sociales ha creado infinitas posibilidades de intercambio de información. La creación de comunidades virtuales permite a los usuarios sentirse miembros de un grupo en el que se ven reconocidos y cuyos lazos se fortalecen, ya que las normas de grupo y la presión social hacen que los usuarios más influyentes sean aceptados como líderes de opinión, por lo que sus opiniones calan hondo en la comunidad y se viralizan de forma inmediata.

No hay duda de que nos enfrentamos a una realidad que es cada vez más móvil, con conectividad total a internet a través de smartphones y tabletas en todos los ámbitos posibles. Una realidad en la que todo está en la nube sin necesidad de un dispositivo concreto.

Hoy, incluso en este momento en cualquier rincón del mundo se puede estar creando una herramienta que vuelva a cambiar internet, y que pueda volver a modificar nuestra vida cotidiana, que genere más oportunidades, que desarrolle nuevas ventajas para el individuo, aunque el costo sea el bienestar individual y colectivo.

Pero como en todas las nuevas tecnologías aplicadas al uso cotidiano, tiene ventajas y desventajas y el uso de estos nuevos medios de comunicación no son la excepción, una de sus desventajas es sin duda la socialización, porque cuando sucede la caída de la señal del internet o fallan las plataformas de las redes sociales y dejan de funcionar pareciera que todo se ha detenido, que el tiempo pasa más lento, sientes que estás desconectado del mundo exterior, y algunos otros sienten que sin su red social la vida no tiene sentido, muchos no saben que hacer o cómo relacionarse con sus semejantes porque dependen de un utensilio tecnológico, es aquí donde nos damos cuenta que hemos olvidado las relaciones interpersonales para poder convivir en armonía.

Hace apenas una década no existían las redes sociales y en los próximos años las cosas serán radicalmente innovadoras. Hay muchas oportunidades para mejorar productos, procesos y servicios y desarrollar otros nuevos.

El futuro está lleno de oportunidades y el futuro del internet no ha hecho sino comenzar. Todo tiene un costo, y el desarrollo del internet ha puesto en la mesa un debate sobre el modo en el que la comunicación a través de internet afecta las relaciones sociales.

Vivimos en una nueva sociedad en red y globalizada, unida a través de las nuevas tecnologías, acercándonos cada día más pero alejándonos de la socialización y todo por un aparato “inteligente”.

¿Un salto hacia adelante o un paso atrás?