Vienen los informes ,¿de qué? ...
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Los ladridos del perro
Román Armenta - Derechos Reservados
2023/10/23 - 10:04
Hace años en mi regazo llegó Max a la casa, un perrito tierno y cariñoso, mientras dormía lo trasladé todo el viaje entre mis piernas hasta la puerta de la casa; 10 años después se fue de este mundo de la misma manera, lo lleve entre mis brazos, cerró sus ojos y se fue para siempre. En ese momento creí que sería fuerte, ¿porque llorar por un animal que su utilidad es cuidar la casa? En las rancherías los matan por comerse las gallinas, y vaya que le gustaban las gallinas al canijo Max, se comió fácilmente 50 entre las mías y las de los avecindados de mi pueblo, de repente llegaba con una en el hocico y mi cuñado la hacía caldo rápidamente para borrar la evidencia; Al sentir como su calor abandonaba su cuerpo no pude mas y simplemente lloré, si lloré a mares porque sabía que no lo volvería a ver, no volvería a escuchar sus ladridos cuando llegara de trabajar o haciendo sus rondas en el pueblo, o alejar a cualquier persona de la propiedad.
En algún momento de la juventud de Maxito pensamos que sería mudo, en una ocasión le pregunté a mi amigo Tavo el veterinario si esto era posible y me contestó que simplemente el perro no tenía necesidad de ladrar y que cuando la tuviera ladraría, una noche de repente escuchamos un ladrido profundo digno de semejante espécimen de su raza, todo un labrador, negro y fuerte, cuando le pregunté al mismo Tavo: -¿cómo sabía si era realmente labrador?, Tavito sin perder la oportunidad me dijo: -¡Suéltalo en un campo si se pone a labrar entonces si es!-.
Lo enterré en un terreno cercano a la casa, y cada primero de noviembre añoro escuchar sus ladridos, así como el escuchar o ver aquellos que tanto extraño y en su momento volveré a ver.
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