Hay tantos tigres que se los llevan....
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Los burros de Petra
Román Armenta - Derechos Reservados
2023/05/04 - 12:46
En Jordania existe una ciudad pintoresca que fue tallada en la piedra de las montañas por una civilización llamada los edomitas en el siglo ocho antes de cristo, en esa ciudad hay un monasterio en lo alto de una montaña que hay que subir 900 escalones en un recorrido aproximado de 3 kilómetros que hace padecer a los turistas aventureros. Como siempre existen personas abusadas y emprendedoras que observando una necesidad decidieron trasladar a los turistas en burritos a la cima, para que estos no lleguen cansados y puedan apreciar en su esplendor las bellezas y atractivos que la naturaleza les depara, caso contrarió de aquellos que llegan sofocados y a punto del desmayo.
Estos burritos ataviados con sillitas de montar cobran el equivalente a 250 pesos mexicanos y según me cuenta una persona que tuvo la fortuna de visitar tal maravilla, en el lugar se pueden observar muchos de ellos esperando a ser montados para llegar a la cumbre, pero cabe la curiosidad que en este lugar mágico el gobierno de Jordania autoriza el uso de los burritos para la carga de los turistas pero en ese mismo lugar hay letreros que exhortan a los turistas m a reflexionar si realmente es necesario el uso del animalito para llegar a la cima, esto con la intención de hacer conciencia del maltrato animal al cual son sometidos, lo que me recuerda una historia que me platicaron:
En un ranchito veracruzano vivián dos compadres de esos que les gusta hacer dinero a toda costa y gastar lo menos que se puede, cayo la casualidad que ambos necesitaban un burro para el trabajo y pues decidieron comprar uno a medías, una vez pagado el precio del jumento acordando que se lo cambiarían cada tarde, el
primer día, al compadre que le tocó el primer turno, aprovechó el burro al máximo cargándole hasta más peso de que él animalito debería cargar, llevándole al extremo y sin descanso, al final de la jornada cuando llegó la hora de alimentarlo para hacer entrega pensó :- Para qu gasto en alimento, hay que le de mi compadre de comer y me ahorro unos centavos- y entregó el burro a su compadre sin darle nada de comer. Al segundo día el animalito con el otro compadre, quien ya comentamos que era de la mismita calaña, le tocó vivir la misma suerte, trabajar en exceso sin descanso y sin alimento al final del día pues en su pensamiento tacaño el otro compadre le daría alimento; Y así pasaron dos semanas y el animal quedo en los puros huesos y casi muerto por el abuso recibido. Tocó la fortuna que a los susodichos se los topará juntos un cirquero que buscaba animales para alimentar a los leones y pues hicieron trato por el burro, quien a su parecer ya no estaba rindiendo igual y no sabían por qué y se lo vendieron por la misma cantidad que lo habían comprado, ¡nombre que negociazo! ¡Los compadres felices!, comprar el burro, trabajarlo, no gastar nada para mantenerlo y venderlo al mismo precio jamás en su vida habían realizado tal negocio. Pasaron unos días y el dueño del circo volvió bien enojado al pueblo buscando a los compadres y estos preguntaron:--¿se murió el burro?-, y el cirquero contesto: - ¡ Que madres se va a morir! ¡el pinche burro se comió los leones por el hambre que tenía y les vengo a cobrar los leones!.
Así que recuerde, que la próxima vez que le ofrezcan un viaje en burro para recorrer una distancia que puede hacer caminando, piense si el dueño del burro no será uno de los compadres del cuento que acaba de leer, y si es como los compadres cambie de actitud porque créame en esta vida siempre viene a cobrar los leones el cirquero.
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