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Encuestas dudosas, un peligro para la democracia

Eleaney Sesma - Diacrónico

2024/04/17 - 10:56

En medio del entusiasmo político que caracteriza los procesos electorales, la difusión de encuestas se ha convertido en una práctica común. Sin embargo, la veracidad y la metodología detrás de estas encuestas son fundamentales para garantizar la transparencia y la legitimidad del proceso democrático. En este sentido, las recientes declaraciones de Silvio Lagos Galindo, representante del PRI ante el OPLE, son oportunas y pertinentes.

Lagos Galindo ha levantado la voz en contra de las empresas que difunden encuestas de dudosa procedencia, con resultados que parecen desconectados de la realidad política. Su propuesta sobre la aplicación de sanciones a este tipo de prácticas, refleja una preocupación legítima por la integridad del proceso electoral.

Es alarmante el hecho de que, en el pasado proceso electoral, se hayan identificado casos de empresas irresponsables  que difundieron encuestas carentes de metodología seria. Estas acciones no sólo socavan la confianza en el sistema electoral, sino que también distorsionan la percepción pública sobre las preferencias electorales, generando un clima de incertidumbre y desinformación.

Lagos Galindo lanzó un fuerte cuestionamiento sobre encuestas que posicionan con porcentajes exorbitantes de preferencia electoral a Rocío Nahle, candidata de la Coalición “Sigamos Haciendo Historia en Veracruz”, con un supuesto 60% de preferencia. Ante esto, el representante del PRI ha expresado su escepticismo y ha señalado la necesidad de verificar la metodología detrás de tales afirmaciones.

Es crucial recordar que las encuestas deben ser representativas de la diversidad y la amplitud del electorado. Como bien señala Lagos Galindo, el tamaño de la muestra y la claridad en la metodología son aspectos fundamentales para garantizar la validez y la fiabilidad de los resultados. En un estado como Veracruz, con un padrón electoral considerable, cualquier encuesta que no tome en cuenta estos datos está destinada a ser cuestionada y desacreditada.

En última instancia, la integridad del proceso democrático depende de la confianza del pueblo en sus instituciones y en los mecanismos que rigen las elecciones. Las encuestas, cuando se realizan de manera responsable y transparente, pueden contribuir a este objetivo al proporcionar información valiosa sobre las tendencias electorales. Sin embargo, cuando se utilizan de manera irresponsable o sesgada, representan un peligro para la democracia misma.

Es responsabilidad de todos los actores políticos, así como de los medios de comunicación y las empresas encuestadoras, garantizar que las encuestas se realicen con los más altos estándares de calidad y transparencia. Solo así podremos asegurar que el proceso electoral refleje verdaderamente la voluntad del pueblo y fortalezca nuestra democracia.

La educación en la era digital

En la encrucijada de la sociedad moderna, donde los avances tecnológicos transforman constantemente nuestro panorama, la educación, más que nunca, se encuentra en el centro de la discusión global, sin embargo, su capacidad para adaptarse y abrazar las demandas del mundo contemporáneo enfrenta obstáculos que demandan nuestra atención y acción inmediata.

En primer lugar, la brecha digital se ha convertido en un abismo que amenaza con profundizar las desigualdades sociales. A medida que la tecnología se convierte en una herramienta indispensable para el aprendizaje y el desarrollo, aquellos marginados de su acceso se ven relegados a los márgenes de la sociedad digitalizada.

Esta circunstancia no sólo exige una inversión significativa en infraestructura tecnológica, sino también una revisión profunda de los modelos educativos existentes. La digitalización de la educación no se limita a la mera introducción de dispositivos electrónicos en las aulas, sino una transformación profunda en la forma en que concebimos el proceso de aprendizaje y enseñanza.

La educación del siglo XXI debe ser inclusiva, equitativa y accesible para todos, independientemente de su origen socioeconómico o geográfico. Es imperativo que los sistemas educativos se adapten para fomentar habilidades críticas como el pensamiento crítico, la resolución de problemas y la alfabetización digital, que son esenciales para prosperar en la era digital.

Es necesario un cambio que promueva la inclusión en todas sus formas y que trascienda los límites de las aulas y extenderse a lo largo de toda la vida. Actualmente el conocimiento se duplica cada vez más rápido y el aprendizaje continuo es obligado, para mantenerse vigente en un mercado laboral en constante evolución.

En última instancia, la educación no es solo un derecho humano fundamental, es indispensable para el desarrollo sostenible y la construcción de sociedades más justas y prósperas. La educación es el puente que conecta el pasado con el futuro, el presente con las aspiraciones más elevadas de la humanidad. Es hora de fortalecer este puente, de asegurar que sea lo suficientemente resistente para soportar las corrientes tumultuosas de la era digital y lo bastante amplio para abarcar a todos aquellos que buscan cruzarlo en busca de un mañana mejor.

 

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