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Garantiza Rocío que respetará los resultados del domingo

Arturo Reyes Isidoro - Prosa Aprisa

2025/05/28 - 10:06

El lunes, la gobernadora Rocío Nahle, aunque ya solo a tres días –para entonces– de que concluyeran las campañas del proceso electoral local, planteó un escenario ideal que le hubiera gustado que se diera. Quiero creer que fue sincera, aunque su visión de las cosas dista mucho de los usos y costumbres –por llamarles de alguna manera– que se han dado a lo largo de la historia política de Veracruz.

 

La aleja de esa realidad el hecho de que no se formó políticamente en el estado y no sabía cómo masca la iguana, aunque también desde su campaña y luego ya electa y a continuación con la investidura constitucional planteó “subirle al nivel de la política”, un buen deseo, sin duda, pero irrealizable en la práctica, sobre todo en un proceso electoral municipal donde se desborda la pasión al grado que familias enteras se dividen para siempre, por generaciones, y terminan odiándose con odio jarocho.

 

Como testigo de la vida pública política del estado, vengo de los años del siglo pasado cuando: por disputas en procesos electorales municipales se tomaban y bloqueaban caminos y carreteras, se quemaron palacios municipales enteros, a un delegado del PRI una turba molesta por una imposición arrastró con todo y coche, estando arriba de la unidad, y lo echó al río Atoyac, y a delegados enviados de Xalapa secuestraban en plenas asambleas y no les daban ni siquiera pan y agua.

 

Recuerdo que un día el gobernador Rafael Murillo Vidal viajó a San Juan Evangelista (entonces las visitas se programaban con meses de anticipación porque no había vías de comunicación como ahora) cuando habitantes de Acayucan acababan de tomar el palacio municipal inconformes con un resultado electoral municipal. Me enteré que iba a llegar y viajé (era una aventura entonces) para entrevistarlo. Cuando le pedí su opinión, parsimonioso como era, se me quedó viendo y para mi sorpresa me respondió: “Hay que dejarlos que se desahoguen”. No más. Sin duda, el viejazo conocía muy bien la idiosincrasia del veracruzano, que se calienta de momento, pero luego se calma.

 

Su ideal del político

 

Cuán deseable es que nuestros políticos o aprendices de políticos o políticos chambones le subieran al nivel de la política. Planteó Rocío el lunes que “si las y los candidatos no tienen propuestas no deberían meterse a la política. Quien se mete a esto es porque tiene don de servicio, quiere a su pueblo, a su gente, van a ser sus propuestas, las que sean se

respetan, pero si en lugar de eso es una campaña de pánico, de miedo, de azuzar, entonces yo creo que no están para esto”. Sin duda, la gobernadora estaba hablando de un político profesional, de su ideal del político, pero…

 

Es lamentable decirlo y no es que esté dando por sentado que así deba seguir siendo, pero en Veracruz desde siempre se ha dicho que la política, su ejercicio, es un deporte y en un deporte el adversario le mete el pie o la pierna al otro para derribarlo, o lo jala de la camiseta por detrás, o le pisa el pie, o le da un golpe en el tobillo, o… igual que el político en campaña, y esta vez se han pasado de decentes porque hubo poca guerra sucia, llovió poco lodo entre los candidatos, y es que sin guerra sucia y lluvia de lodo entonces una campaña no es campaña. Por eso perdieron interés los debates porque casi no se dijeron linduras, y así, qué chiste.

 

¿Quieres saber quién es tu verdadero padre? Métete a político

 

En mayo de 2024, mi compañero columnista Raymundo Jiménez recordó que en alguna ocasión, un inexperto aspirante priista a una alcaldía fue a pedirle consejo a Ángel Leodegario Gutiérrez Castellanos, Yayo, a lo que el entonces dirigente estatal del PRI le preguntó si estaba preparado para todo lo que en campaña iban a decir de él, “porque a lo mejor hasta te vas a enterar de quién es tu verdadero padre”. De ese tamaño, y no le faltaba razón a Yayo pues en él hablaba la voz de la experiencia. Raymundo narró aquello porque dijo en aquella ocasión que uno de los errores de Rocío Nahle, entonces candidata, era subestimar o desconocer el modus operandi de la clase política veracruzana tradicional, “cuyos experimentados y perversos mariscales de la oposición” (encabezados por los Yunes de El Estero) le desataron una furiosa campaña en su contra.

 

Por eso me llamó la atención y me gustó cuando hace días, después de que atentaron contra su vida, Xóchitl Tress, candidata a alcaldesa de Juan Rodríguez Clara, dijo que no se rajaba, que continuaba y que “si decidí participar en esta contienda lo hice sabiendo claramente a lo que me exponía”. Ahora sí, como dice el dicho, si no quieres ver visiones, no salgas de noche.

 

Desde entonces, Rocío conoció cómo se las gastan acá y ahora, desde la altura del mirador privilegiado que tiene, observa, sin poder hacer mucho, o nada, cómo se están destrozando los candidatos con tal de alcanzar el poder municipal, azuzados o ayudados por grupos de interés que saben que en ello les van cuatro años de prosperidad y bienestar o cuatro años de malos tiempos, sobre todo económicos, porque, con sus excepciones, claro está, no se disputan tanto su deseo de servir sino ver cuántos negocios pueden hacer al amparo del poder y cuánto pueden ganar y llevarse.

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