2025/06/11 - 09:28

Aunque el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) intenta vender la narrativa de un crecimiento electoral en Veracruz tras las elecciones municipales de 2025, los resultados reales cuentan una historia muy distinta: la de un retroceso evidente, una pérdida territorial significativa y el debilitamiento de sus cuadros políticos más visibles.

Si bien es cierto que el PVEM logró conservar presencia y participación en algunos municipios, los números fríos revelan que en realidad perdió varias de las alcaldías que gobernaba desde 2021, particularmente en zonas donde hasta hace poco mantenía una hegemonía política construida a base de alianzas locales, estructura territorial y control institucional. Detrás de esa caída se asoma el rostro de un liderazgo fragmentado, cuya mayor expresión es el desgaste del grupo encabezado por Marcelo Ruiz Sánchez, actual diputado plurinominal y coordinador de la bancada verde en el Congreso local.

Los municipios que escaparon de las manos del Verde no son hechos aislados: pertenecen, en su mayoría, a estructuras políticas alineadas con Ruiz Sánchez. Lo que en 2021 fue una operación política eficiente que le dio al partido posiciones estratégicas, hoy parece haber colapsado bajo el peso de sus propias contradicciones y fracturas internas.

La derrota es más palpable cuando se observa el desempeño de sus legisladores. De los seis diputados locales del PVEM, solo dos lograron mantener el control en sus municipios: Angélica Peña y Urbano Bautista Martínez. El resto —Estefanía Bastida, Tania Mejía e Igor Roji— no pudieron sostener la confianza ciudadana ni revalidar su ascendencia política en sus respectivas demarcaciones. Esto no solo refleja un desgaste individual, sino también un debilitamiento generalizado del capital político del partido en el estado.

El caso más simbólico quizá sea el de Igor Roji, quien fue visto por algunos como un posible relevo generacional dentro del PVEM. Su derrota confirma que el “efecto Verde” ha perdido fuerza en plazas donde antes se pensaba que su control era inamovible.

En contraste con el discurso triunfalista que algunos dirigentes han intentado posicionar en los medios, los resultados obligan a una reflexión interna profunda. El Verde en Veracruz ya no es lo que era en 2021. La pérdida de territorio, la fragmentación de sus liderazgos y la falta de una estrategia coherente para renovar su presencia territorial lo colocan en una posición de vulnerabilidad rumbo a las siguientes contiendas.

La lección es clara: no basta con crecer en números brutos si se pierde el control político de las plazas clave. El PVEM deberá preguntarse si quiere seguir siendo un partido satélite que sobrevive por alianzas coyunturales o si aspira a reconstruir una estructura propia que le permita sostenerse más allá de los vaivenes del poder.

En próxima entrega haremos un recorrido de los municipios que el PVEM perdió y que de 31 que gobernaba en el 2021, hoy ganaron únicamente en 13 municipios.