¡Tapabaches arriesgan la vida mientras Protección Civil mira hacia otro lado!
*Permiten mendicidad en carreteras ante el abandono gubernamental.
Martínez de la Torre,Ver. | 2024/11/15 - 11:16
Gabriel Mújica. – En un acto que parece más una crónica de tragedias anunciadas, la autoridad de Protección Civil permite que decenas de “tapabaches” se jueguen la vida diariamente en las carreteras de esta región, apelando a la caridad de los automovilistas. Con simples cartulinas, llantas viejas y una gorra como herramienta de trabajo, estos intrépidos ciudadanos intentan ganarse el pan mientras sortean el peligro mortal que representan los vehículos en zonas de alta velocidad.
En puntos como Plan de Limón y María de la Torre, esta actividad se ha vuelto casi una “costumbre”. Cada vez son más los hombres y mujeres que, ante la desesperación por la falta de empleo y el incremento de los baches, toman la carretera como su lugar de trabajo improvisado. Esta proliferación de “tapabaches” evidencia el descuido gubernamental hacia el mantenimiento de las carreteras, tanto federales como estatales, dejando que sean los propios ciudadanos quienes enfrenten este problema.
Los baches, convertidos en una plaga en lugares como Atzalan, San Rafael y Martínez de la Torre, generan no solo molestias para los automovilistas, sino un riesgo permanente para quienes transitan por estas vías. Sin embargo, el peligro es doble para estos trabajadores improvisados, quienes, a falta de otra alternativa, se exponen a ser atropellados mientras piden una cooperación “voluntaria” para seguir tapando huecos y llevar algo a sus hogares.
Lo más alarmante es la postura de Protección Civil, que, lejos de buscar alternativas seguras para esta población vulnerable, parece resignarse y permitir su presencia en estas zonas peligrosas. En estas fechas decembrinas, además, se prevé un incremento de personas pidiendo dinero en las carreteras, ya sea para cubrir festividades religiosas como la Virgen de Guadalupe o simplemente para sobrevivir.
Mientras el gobierno se muestra incapaz de atender las demandas de mantenimiento vial, la vida de los “tapabaches” queda en manos de la suerte y de la buena voluntad de los conductores. ¿Hasta cuándo las autoridades dejarán de ser cómplices de esta peligrosa y precaria realidad?
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