Misantla, Ver. | 2025/03/04 - 13:06

Gabriel Mújica.- Cada primer viernes de marzo, Veracruz se convierte en un epicentro de rituales, hechicería y prácticas místicas. En pueblos como Misantla o Catemaco conocidos por su tradición esotérica, las calles se llenan de humo de inciensos, velas encendidas y la presencia de curanderos, chamanes y brujos que prometen desde prosperidad hasta venganza, en Misantla está actividad para muchos es desconocida, pero para otros es tan real y presente. Es la noche donde los portales espirituales se abren y el destino de muchos cambia para siempre.

Testimonios aterradores abundan. Se habla de personas poseídas, sombras que cruzan los caminos y espíritus invocados que responden con señales escalofriantes. En los mercados esotéricos, las filas para obtener limpias, amarres o maldiciones son interminables. Algunos buscan amor eterno, otros la ruina de un enemigo, y hay quienes piden favores a entidades oscuras a cambio de ofrendas impensables.

En lo profundo de los cerros de Misantla, lugares como, La Palma, Galeras, Plan de la Vieja, El Dinamo, por el CBTIS, La Purisima, Alatriste, Pino Suárez, la parte alta de la Lajera, el panteón se han hecho los rituales más intensos y que ocurren a medianoche. Sacrificios simbólicos, invocaciones a la Santa Muerte y conjuros que aseguran poder y fortuna se llevan a cabo en altares improvisados. Se dice que quien observa sin permiso estos rituales puede quedar atrapado entre dimensiones o ser víctima de un mal que jamás podrá revertir.

Pero la brujería no solo promete milagros, también trae consecuencias. Hay quienes aseguran que después de recibir un trabajo oscuro, sus vidas cambiaron drásticamente: enfermedades inexplicables, pesadillas recurrentes y encuentros con entidades de otro mundo. Algunos brujos advierten que los amarres pueden volverse en contra de quien los solicita, y que jugar con la magia es un riesgo que pocos están dispuestos a correr.

Mientras la madrugada avanza, los ecos de cánticos extraños y rezos invertidos siguen resonando en los rincones de Veracruz. El primer viernes de marzo es una fecha que muchos esperan con fe, pero también con miedo. Porque en estas tierras, la magia es real… y sus efectos pueden durar toda la vida.