Misantla, Ver. | 2019/04/01 - 12:20

Gabriel Alejandro López Mújica.- Son más de doscientos treinta reos varones los que se encuentran privados de su libertad en el reclusorio de este lugar, la gran mayoría recibe la visita de sus familias, en este caso sus madres, esposas, hermanas o hijas y son estas mujeres las que con su trabajo mantienen en gran medida a estos reclusos.

Pero estas mujeres, cuyas vidas, pocos saben que existen y que en muchas de las ocasiones son señaladas por el hecho de visitar a su familiar o amigo recluido, cuando la “pesada cruz” que cargan sobre sus hombros es la de proveer de víveres, dinero y de la relación social del interno.

De quienes visitan el reclusorio, el ochenta por ciento son mujeres, mismas que son tratadas sin el menor recato, pues en la mayoría de las veces se les pide se desvistan, y en “pelotas”, como vulgarmente se dice, les piden que hagan tres o cinco sentadillas, para verificar que no lleven droga o algún objeto en su vagina o en el ano.

También es algo bochornoso a quienes se encuentran en su periodo de menstruación, pues a estas les hacen cambiarse la toalla sanitaria y si llevan un menor de edad, con pañal, a este se lo tienen que cambiar en el lugar.

No pueden ir vestidas de negro o de naranja y antes de salir, las apartan, pasan lista y ya después si no falta alguno, las dejan salir, si en el pase de lista alguien falta, no podrán salir nadie del lugar.

Son las reglas de los centros penitenciarios, las que obligan a las mujeres a pasar este tipo de momentos bochornosos.

Para Violeta, la idea de acudir con sus hijas al penal es algo muy molesto, pues aseguró que en ocasiones las custodias, les hablan de una forma prepotente y altanera, que les piden las cosas no con amabilidad, sino con un tono de mando, de imposición y eso aunado a la revisión de rutina es algo muy bochornoso y denigrante.

Al no tener un sistema moderno para la revisión; con sensores de rayos “X”, la visita a la penitenciaria en Veracruz se ha vuelto algo grotesco y agresivo, es por ello que muchas mujeres deciden no visitar al familiar o amigo.

Sin embargo es de reconocerse que son en su gran mayoría estas mujeres, quienes trabajan y aportan los dineros, incluso los que las mafias cobran a los reos para no golpearlos o someterlos a tareas pesadas o de terrorismo psicologico.

Pues son estas mujeres quienes llevan los dineros para los gastos que hacen los reos, son quienes les dan lo que el Estado no, como por ejemplo: Jabón, ropa, calzado, agua, comida y quienes pagan los costosos gastos de los abogados que prometen sacarlos de la prisión.

También son estas mujeres las que encima del trato indigno que reciben, les llevan los dineros para que en el interior tengan un lugar donde dormir bien, tengan algunas comodidades, no los golpeen, en fin todo lo que se mueve en el sistema al interior de un reclusorio.

Concluye marzo, mes de la mujer y es preciso el que la sociedad voltee a ver a estas mujeres que son quienes mantienen a los reclusos y quienes están al pendiente de ellos, aunque les traten mal, las sometan a un sistema de revisión agresivo y bochornoso.