De los Angeles a Los Demonios
JUVENTUD MEXICANA
Denisse de los Angeles Uribe Obregón
Más de la mitad de la población en México es de jóvenes menores a 29 años, esta característica poblacional tiene implicaciones importantes para el país, ante la cercanía de un proceso electoral como el que se verificará en el año 2015.
Los partidos políticos han reconocido esta circunstancia y cada vez más brindan oportunidades a los jóvenes para representar los intereses de los mexicanos en los cargos de representación popular.
Ser joven en un país como México implica una alta responsabilidad. Particularmente para quienes han decidido hacer de la política su vocación de vida, ya que a diferencia del pasado no es suficiente ser una persona carismática para acceder a candidaturas político-electorales, sino que se requiere una alta preparación en temas como el derecho, economía, administración pública, contabilidad gubernamental, entre otros temas.
Nos acercamos al año 2015, en el que se renovará el Congreso de la Unión y todos los partidos políticos deben afinar sus procesos de selección de candidatos, ante la demanda de los mexicanos de dejar atrás la política de un México que ya no existe.
La renovación de la clase política mexicana pasa por los jóvenes y las mujeres, dos sectores fundamentales para la nueva política mexicana, en la que el máximo gobernante del país es joven.
¿Qué se le pide a la juventud mexicana? Sobre todo dedicación para cumplir con su deber. Capacidad para no dejarse vencer por las adversidades y preparación para hacer su mejor papel en cualquiera de los espacios de vida en el que se desenvuelva.
Para el caso de los jóvenes políticos, las oportunidades deben abrirse para que la representación política en el Congreso de la Unión, ante la composición poblacional, encuentre voces que la representen.
La política nacional se profesionaliza, cada vez más la población exige que sus representantes populares tengan una alta preparación académica, que sepan lo que van a hablar en la máxima tribuna del país, que tengan conciencia clara de lo que México y los mexicanos necesitan y cuenten con las competencias necesarias para hacer un buen papel y dar voz a quienes menos tienen y más lo necesitan.
El principio de representación implica que los jóvenes sean representados por jóvenes, y se cumplan los derechos humanos constitucionales para que tengan empleo digno, vivienda, educación, salud. El potencial del país se mide en términos de lo que hoy se haga a favor de la juventud, en que se generen las condiciones para su sano crecimiento y se alejen de las actividades negativas y contrarias a derecho.
El cambio de la política mexicana, a partir de la reforma político-electoral, imprime una nueva dinámica al proceso electoral que iniciará en octubre de este año y que concluirá con la renovación de nuestro poder legislativo.
En este escenario, los jóvenes tienen por primera vez en la historia la oportunidad de demostrar que hay un nuevo México en transformación, en el que su participación será fundamental para construir la sociedad del nuevo Siglo XXI.